Escuelas Profesionales San José

Este instituto se construyó a las afueras de la ciudad, sobre una parcela de huerta ubicada entre el antiguo Camino Hondo de Paterna y una acequia. El bajo coste del suelo en la periferia explica por qué se ocupó un solar tan vasto. Esa amplitud llevó a los autores a dejar holgados patios entre bloques y a orientar la edificación a sudeste, la disposición más adecuada.

El complejo programa del centro debía abarcar: enseñanza primaria, secundaria, bachillerato, escuela profesional (con sus respectivos talleres), capilla, salón de actos, zona administrativa, convento de monjas, viviendas para trabajadores, comedores, cocinas, equipamientos deportivos y patios de recreo. Para satisfacer tales necesidades se erigieron varios volúmenes, que forman un conjunto unitario gracias al empleo reiterado de materiales cerámicos en sus alzados.

La entrada principal al recinto se realiza desde la avenida de las Cortes Valencianas. Este paso conduce a una zona de aparcamiento delimitada por el edificio administrativo y el auditorio. Para llegar a la parte docente hay que atravesar el bloque administrativo, donde se produce el control de acceso y desde ahí los alumnos se dirigen al resto de las instalaciones.

La estructura de todos los edificios fue realizada en hormigón armado, aunque se recurre a la metálica en los espacios singulares. El salón de actos, los talleres y el bloque pensado como iglesia tienen estructura mixta, formada por soportes de hormigón y cerchas de hierro en los dos primeros casos y por pilares de hormigón y cuchillos metálicos en el último.

La pieza principal del centro es un bloque lineal en zigzag de inspiración corbusierana. Esa influencia se aprecia en los núcleos de comunicación vertical adosados y en que se eleva sobre pilotis, logrando un paso a cubierto por debajo. Esta tipología es muy funcional, ya que las aulas ocupan su única crujía, abriéndose a la fachada más favorable, y los pasillos se sitúan sobre un pequeño voladizo en el frente menos propicio. Además, como los corredores se cierran sólo con una celosía, las clases gozan de ventilación cruzada.
Carlos Izquierdo García